Uno de los tesoros mejor conservados del Ecuador: Santa Ana de los Ríos de Cuenca. En las siguientes páginas le invitamos a un recorrido por un destino lleno de arquitectura, arte, naturaleza, cultura, artesanía, contrastes y sorpresas.
Una ciudad que vive sus tradiciones, que cuida de su patrimonio y está siempre a la vanguardia. Descubra las razones por las que Cuenca es Patrimonio Cultural de la Humanidad y uno de los destinos más armoniosos y sorprendentes, que siempre se lo recuerda con una sonrisa dibujada en el rostro y con las ganas inmensas de volver…o quedarse por siempre. “Ciudad, destino y paisaje: ciudad total. No aglomeración, apretujamiento, torrentera, turbión. No, nunca ese jaez de neoplastia de la etnología que deviene metrópoli, que se autodevora en el rostro del mundo. Ciudad llana, menuda, dueña de su verdad cimera. Ciudad que ensueña, que labora, que estudia, que ora”. César Andrade y Cordero.
Santa Ana de los Ríos de Cuenca está ubicada en un valle interandino de la sierra sur ecuatoriana, a una altitud de 2535m sobre el nivel del mar, a 442 km de Quito (Capital del Ecuador), a 193 km de Guayaquil (Puerto principal del país) y 242 km de Huaquillas (Frontera con el Perú). Goza de un clima típicamente templado, con una temperatura promedio de 17°C. Su población es de aproximadamente 500.000 habitantes.
Para llegar a Cuenca se cuenta con una buena conectividad aérea que nos une con los aeropuertos internacionales de Quito y Guayaquil. En cuanto a conectividad terrestre, la red vial del Ecuador se encuentra en perfectas condiciones y atraviesa la “Avenida de los Volcanes” en la ruta Quito – Cuenca o los mágicos parajes del “Parque Nacional Cajas” en la ruta Guayaquil – Cuenca.
Cuenca siempre ha sido una ciudad de contrastes y en ella se fusionan tres culturas; antes de su fundación española en 1557, fue la segunda ciudad más importante del imperio de los incas – Tomebamba –, a su vez construida sobre lo que fue Guapondelig, urbe de la cultura cañari que habitó la región centro sur del Ecuador actual. Las características peculiares de su suelo y las circunstancias del mestizaje paulatino posterior, imprimieron en los habitantes una idiosincrasia única, que con el transcurrir de décadas y siglos fue labrando y forjando lo que es hoy Cuenca: el centro económico y cultural de una rica región del Ecuador.
Cuenca sorprende al visitante con sus muchas particularidades. Es atravesada por cuatro ríos (Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara), todos perfectamente conservados en su estado natural y con los cuales los cuencanos conviven armoniosamente. Su condición de ciudad mediana, casi franciscana y conventual contrasta con los servicios de tecnología de punta en información y comunicación además de bares, discotecas, moderna infraestructura hotelera y restaurantes de todo tipo.
La ciudad es desde 1999 Patrimonio Cultural de la Humanidad, fue declarada como tal por la UNESCO, debido a la implantación de los principios de la planificación urbana del Renacimiento en las Américas, la fusión exitosa de distintas culturas en Latinoamérica y por su arquitectura colonial de raíces españolas. Pero más allá de eso, los cuencanos han demostrado valorar y preservar cuidadosamente sus costumbres y tradiciones las cuales se han convertido en un Patrimonio Vivo, impulsando nuevas distinciones patrimoniales otorgadas por la UNESCO relacionadas con la cultura y naturaleza: en 2012 fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el tejido de paja toquilla, del cual las cholas cuencanas son una de sus mejores representantes y en 2013 el Macizo del Cajas con el Parque Nacional Cajas fue declarado como Reserva Mundial de la Biosfera. “Cuando se viene la primera vez por este camino, el dicho contraste es en efecto sorprendente. Ninguna ciudad del interior ocupa una posición tan ventajosa como Cuenca, en el centro de una hoya ancha, llena de árboles frutales y fertilizada por tantos ríos” Teodoro Wolf.
RECORRIDO POR CUENCA TRADICIONAL
En Cuenca se respira tradición. La ciudad ha conservado un aspecto aparentemente colonial, aunque la mayor parte de sus edificios, con excepción de la Catedral Antigua y los Monasterios de las Conceptas y de la Asunción, son de corte republicano.
Casi quinientos años después de su fundación española, esta presencia se conserva aún a través de construcciones reveladoras de tres clases de poderes: el Político, mediante la Gobernación y la Municipalidad; el Eclesiástico o Religioso, representado por las dos catedrales; y el Judicial, cuyo símbolo es el edificio de la Corte de Justicia. La cultura viva se la puede sentir en Cuenca y una de las mejores experiencias y maneras de conocer sus raíces es caminando.
Su Centro Histórico aún adoquinado con piedras que guardan simetría entre sí, dan preferencia a los caminantes más que a los vehículos, amplias aceras recorren los principales atractivos de la urbe: iglesias, museos, tiendas de artesanías, centros culturales y hermosas casonas restauradas crean una armonía de teja con ladrillo que se constituye en su marca inconfundible. A cada paso que se da el visitante descubre por sí mismo el espíritu de Cuenca en sus barrios tradicionales que a pesar de encontrarse casi que encadenados, guardan cada uno su rasgo particular.
Así, iniciando la caminata en el Parque de San Sebastián se puede visitar el Museo de Arte Moderno que funciona en la edificación donde tiempo atrás funcionó la antigua “Casa de la Temperancia” y la cárcel de varones de Cuenca. En el mismo se ofrecen exposiciones temporales de arte moderno, contemporáneo y obras en exhibición permanente que pertenecen al patrimonio del museo. En este sector se localiza también la Casa de las Posadas, sitio que en el siglo XVIII albergaba a los comerciantes que llegaban a Cuenca y que en la actualidad funciona como un centro cultural.
Continuando hacia el sector de El Vado, se ingresa a la plazoleta de este barrio en donde se encuentra emplazada su famosa Cruz. También en este sector se ubican la Galería Laura´s (en la cual sus propietarios muestran a los visitantes el tradicional encanto de los hogares cuencanos); talleres artesanales de hojalatería; talleres de reparación de sombreros de paja toquilla y locales de costureras que elaboran los trajes que viste la Chola Cuencana, personaje emblemático de la ciudad. Desde aquí se tiene una hermosa vista panorámica del río Tomebamba y de la parte moderna de la ciudad. Al salir de El Vado se toma la Calle Larga, histórica arteria de la ciudad que se llena con el colorido de las frutas, verduras y el movimiento que se genera a diario en el Mercado 10 de Agosto y sus alrededores.
Cerca de este mercado se ubica el Museo Taller del Sombrero, espacio en el que se puede apreciar el proceso de elaboración del sombrero de paja toquilla y que recrea un taller de compostura que exhibe las herramientas utilizadas en la manufactura de la artesanía más afamada de Cuenca. Adentrándose hacia el corazón de la ciudad se localiza la Plaza de San Francisco en la cual se encuentra el Centro Artesanal Municipal– CEMUART y la sección de artesanías otavaleñas–. A pocos metros de este lugar se halla la Plaza de las Flores ubicada al pie de la iglesia del Carmen de la Asunción y frente al principal ícono de Cuenca, la Catedral de la Inmaculada Concepción o Catedral Nueva, en el corazón mismo de la ciudad. Aquí se ubican también los principales puntos de encuentro de los cuencanos, el Parque Calderón y la Catedral Vieja o Iglesia del Sagrario convertida ahora en museo de arte religioso.
En los alrededores de este sector existen varios cafés en los que tarde a tarde se dan cita los cuencanos como parte de su convivencia cotidiana. Avanzando en este recorrido se observan varias edificaciones patrimoniales que resaltan por su singular arquitectura como es el caso del edificio de la Alcaldía cuyo revestimiento exterior está hecho de mármol y resaltan sus enormes pilares. Más adelante se encuentran algunas de las principales edificaciones coloniales como son la iglesia, claustro y museo de las Conceptas con una de las mejores colecciones de arte religioso de la ciudad y del país. Siguiendo por los barrios tradicionales de Cuenca, no se puede dejar de lado a Todos Santos, denominado así por la Iglesia de Todos Santos que aquí se encuentra.
Es conocido como el tradicional “barrio de las panaderías” en donde se elabora el pan cuencano en hornos de leña. Tradicionalmente fue el ingreso a la ciudad desde el Suroriente y todavía se conserva su cruz como hito. La división natural de la parte histórica con la parte moderna de la ciudad está dada por uno de los parajes más bellos de Cuenca: el Barranco del Río Tomebamba en el cual se encuentran más de un centenar de edificaciones históricas protegidas como bienes de la ciudad, entre las que se destacan el Puente Roto, el Museo del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP), el Puente del Centenario y las casas colgantes a lo largo de este sector. En el extremo Este del Barranco se sitúa el Museo y Parque Ancestral Pumapungo como la principal muestra de la presencia de las culturas Cañari e Inca, las cuales han dejado una perenne huella de su identidad en la zona austral de los Andes ecuatorianos.
En este lugar se han conservado los vestigios de la Tomebamba incásica, construida sobre la Guapondelig Cañari. El Parque Ancestral cuenta con el respaldo académico de la UNESCO y es un espacio educativo alternativo, en el que el “Centro del Saber del Guacamayo y la Serpiente”, desarrolla un programa permanente de formación e investigación en arqueología.
La biodiversidad andina, simbólicamente expresada en los cultivos y el centro de avifauna, complementa perfectamente a los vestigios arqueológicos, entre los que se destacan las Kallancas (bodegas y cuartos para los soldados), el Akllahuasi (viviendas de las vírgenes del sol), el Coricancha (adoratorio) y las terrazas de cultivo. En el parque se siente ese gran todo que forman con el hombre más de ocho mil plantas correspondientes a cuatrocientas especies nativas de los Andes y hermosos especímenes, dignos representantes de la flora y fauna andinas en un sitio privilegiado, concebido como un microcosmos de lo andino.
Para finalizar con la Cuenca tradicional, cruzando el Puente de El Vergel se asienta la Calle de las Herrerías; aquí los artesanos trabajan con la fragua y el yunque, para realizar cruces, cerrajería, y demás artesanías en hierro forjado Siguiendo la misma calle, se encuentra la Plaza del Herrero, el monumento a Vulcano y la Casa de Chaguarchimbana, sede del “Museo de las Artes del Fuego”. “Ciudad – hogar, frente al tipo moderno de las ciudades – calle. En ella se siente el pulso tranquilo de una vida recoleta en que los libros se leen en las horas y los días de Dios, en los patios con sol y florecidos, o mejor, aún en las orillas de todos sus ríos – Santa Ana de los Ríos de Cuenca – con el acompañamiento rítmico de un fluir de agua escondida entre los árboles. Ciudad para pensarse los mejores pensamientos del mundo y para sentir la vida en olor de canción.”
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